La Alcazaba de Málaga son los restos de un palacio-fortaleza que tiene sus orígenes en la época en la que los musulmanes dominaban la ciudad. Data del siglo XI y se ha convertido, por méritos propios, en uno de los monumentos más emblemáticos de Málaga y una de las postales preferidas de la ciudad por los turistas.
La Calle Marqués de Larios de Málaga es conocida por la mayor parte de la población simplemente como Calle Larios. Está dedicada a Manuel Domingo Larios y Larios, que fue el mayor promotor de la industria textil malagueña durante el siglo XIX, y es la vía más emblemática de la ciudad, la más conocida y céntrica.
El castillo de Gibralfaro se encuentra situado en la parte alta de la ciudad, junto a la Alcazaba, a 130 metros sobre el nivel del mar, lo que proporciona unas inmejorables vistas al conjunto. Se trata de una fortaleza con doble recinto, que antiguamente llegaba a albergar a unos 5.000 hombres.
La Catedral de la Encarnación de Málaga es, probablemente, la joya arquitectónica más valiosa que posee la localidad. Construida sobre las ruinas de la que fue antigua Mezquita Mayor de la ciudad, entre 1528 y 1782, su torre norte, el símbolo más característico de la catedral, cuenta con 84 metros de altura, lo que la convierte en la segunda más alta de Andalucía, tras la de Sevilla.
El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, también denominado CAC Málaga, recoge el compromiso de la ciudad con la difusión de las artes plásticas y visuales. Contiene obras realizadas desde el último tercio del siglo XX hasta la actualidad.
El Jardín Botánico-Histórico La Concepción fue creado a mediados del siglo XIX por los marqueses de Casa Loring y ampliado posteriormente por la familia Echevarría-Echevarrieta, hasta que pasó a formar parte del patrimonio municipal. Hoy acoge una exquisita colección de plantas tropicales y subtropicales, procedentes de los cinco continentes.